Personajes

Alfonso Diez

alfonso@codigodiez.mx

El significado de “2001, Odisea del Espacio”

* Errónea, la interpretación religiosa de la película

* A 40 años de su estreno en México

* La obra maestra de Stanley Kubrick

 

A lo largo de los últimos cuarenta años se ha cometido un error imperdonable al hacer la interpretación de los monolitos que aparecen en la película “2001, Odisea del espacio”. Intento ahora corregir ese error que, aunque lo he propuesto desde entonces, hasta ahora lo publico.

La mano hizo al hombre. Antes del Comunismo Primitivo. Miles de años atrás.

Un mono-hombre de aquella época encuentra un hueso de animal y lo avienta al aire. Casi por instinto, lo agarra al caer, se da cuenta de lo que hizo y vuelve a aventar el hueso hacia arriba. Lo vuelve a cachar y empieza a jugar con el hueso. Lo avienta, lo cacha, lo avienta…

Acaba de descubrir la utilidad de su mano. Ese punto en la historia del hombre es considerado por los antropólogos como la línea vital que marca el descubrimiento de la inteligencia por el mono-hombre y su paso a la etapa evolutiva siguiente, la de hombre.

La escena es parte de la película “2001, Odisea del Espacio”. Aparece entonces un monolito que erróneamente ha sido considerado como símbolo religioso por los críticos de cine. Aparecerán dos más en el filme.

Los investigadores han descubierto que la capacidad craneal a partir de la cual el mono-hombre se convierte en hombre, al evolucionar con el paso del tiempo, son 600 centímetros cúbicos y a ese punto lo llaman, igual que el río que cruzó Julio César para conquistar Las Galias, “El Rubicón” (tal capacidad había sido establecida años antes en 750 cc, pero se corrigió con los nuevos fósiles descubiertos).

A ese monolito, que aparece tres veces en la película mencionada, le podríamos llamar también Rubicón, porque marca momentos claves, primero en la historia del hombre y después en lo que propone el autor de la novela El Centinela, en que está basada la película, Arthur C. Clarke, para el futuro, para las nuevas etapas evolutivas del ser humano:

El primer monolito aparece cuando el mono-hombre prehistórico descubre el uso de su mano y nace la inteligencia, lo que lo separa de los otros integrantes del reino animal y lo convierte en hombre. En la pantalla se trata de la primera parte de “2001…” y se llama “El Amanecer del Hombre”.

El segundo, cuando se establece una base en la luna. Una vez más el cerebro humano se desarrolla, aumenta la inteligencia y el hombre actual pasa a una etapa superior de evolución.

El tercer monolito aparece tras la pelea entre la computadora y el astronauta: La primera es autónoma y comienza a tomar decisiones por su cuenta. Los astronautas, que regresan de una misión a Júpiter, deciden desconectarla pero la computadora no lo permite. Al final, gana el hombre, perfectamente trazado en la película como el superhombre. Llega a la tierra dominando todo. Es la etapa evolutiva final, marcado por otro Rubicón.

“2001, Odisea del Espacio” es la obra maestra de Stanley Kubrick.

Tuvo grandes aciertos. Kirk Douglas dice en su libro, El Ropavejero, que cuando contrató a Kubrick para que dirigiera Espartaco, él, Kirk, ya había desarrollado lo sustancial del proyecto de filmación; pero, la realidad es que Kubrick la dirigió, nadie le puede quitar el mérito y es también una de sus joyas cinematográficas.

Naranja Mecánica, Barry Lyndon, El Resplandor, Lolita; El Doctor Insólito, o cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba; y Ojos Bien Cerrados son otras de las producciones que Stanley Kubrick dirigió, pero la mejor, indudablemente, es “2001, Odisea del Espacio”

Se trata de un parteaguas en la cinematografía mundial.

Se estrenó en México en el Cine Latino en noviembre de 1968, un mes después de la masacre de Tlatelolco y tres antes de la desintegración definitiva de Los Beatles.

En esa función de estreno, se distribuyeron en el lobby del cine unos volantes en los que se quería explicar a los tres monolitos que aparecen a lo largo de la cinta como obra de Dios. “Cada monolito significa que Dios está marcando la siguiente etapa evolutiva del hombre”, palabras más o menos. Pero tal interpretación es un error.

Los monolitos, como dijimos antes, son realmente el símbolo de cada etapa en la evolución humana y por lo tanto podemos llamar a cada uno de ellos como proponemos: Rubicón.

La fantasía, una vez más, se asemeja a la realidad. Comienza a partir de ella y cuando ambas se funden nos permiten vislumbrar una nueva historia.

El ser humano evolucionó a lo largo de siglos de desarrollo. Apoyado inicialmente en las cuatro extremidades, se irguió en dos, se desarrolló su inteligencia y se unió con otros para vivir en sociedad, trabajando de manera conjunta para satisfacer las necesidades y lograr los adelantos que en el siglo 21 nos permiten voltear la mirada hacia atrás, al punto en que Kubrick describe en la pantalla el amanecer del hombre y después su evolución a superhombre, acompañado por la música maravillosa de Richard Strauss en “Así Hablaba Zaratustra” y de Johan Strauss en “El Danubio Azul”.

A 40 años del estreno de esa joya cinematográfica seguimos saboreando su planteamiento, su coreografía y su música sublime. Y, nunca es tarde, ahora dejamos constancia de una interpretación correcta que durante tanto tiempo había sido errónea.

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